Greenpeace recibirá cerca de 3 millones de dólares de Rusia en compensación, con el fin de ponerle punto final a años de batallas legales tras el secuestro por parte de los rusos, de un barco de esa organización con bandera holandesa, el Arctic Sunrise, en septiembre de 2013.
Los ambientalistas del Arctic Sunrise protestaban por una plataforma petrolera en el Ártico y los rusos secuestraron el barco en aguas internacionales y encarcelaron a los integrantes de la tripulación durante meses, liberándolos justo antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, en Sochi.
En 2017, el Tribunal Internacional de Arbitraje de La Haya ordenó a Moscú pagar a Holanda 5,4 millones de euros por daños y perjuicios, pero el Kremlin no reconoció la validez de la sentencia.