Misa en desagravio por los actos violentos hacia la Iglesia Catedral de San Juan el pasado 8 de marzo

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Predicación 12 de marzo. Misa en la Iglesia Catedral San Juan Bautista.
Estamos celebrando en esta misa en desagravio por los actos violentos hacia la Iglesia Catedral el pasado 8 de marzo.
Los agravios han sido realizados a las paredes y a lo que dentro del edificio se realiza. No se limita el daño a lo material, sino que también expresa desprecio hacia la comunidad cristiana que aquí celebra la fe.
En la Parroquia se reúne la comunidad a rezar, a meditar la Palabra.. Se organiza la caridad para asistir a los pobres y enfermos. Se ayuda a crecer en la fe por medio de la catequesis.
Muchos feligreses de diversos Departamentos de la Provincia pasan cotidianamente o de modo esporádico a realizar aquí sus momentos de oración personal.
Por eso es importante esta celebración y las otras que se irán realizando las próximas semanas hasta la Pascua. Esta es la casa de Dios y de su familia.
El Evangelio que hemos proclamado nos interpela en el amor a Dios y al prójimo. Ambos amores inseparablemente unidos.
Por eso, aún cuando tengamos sentimientos de dolor por lo sucedido, de ninguna manera nos invade el rencor o el ánimo violento. Al contrario, somos llamados a poner en camino gestos de paz y reconciliación.
Lo primero que pedía el mandamiento de la ley de Dios, y que repite Jesús, es “Escucha Israel…” Esto implica prestar atención a lo que Dios tiene para decirnos. Durante el día oímos ruidos diversos: una bocina, el motor de un vehículo, un silbido, conversaciones a nuestro alrededor…Todos son estímulos sonoros al sentido del oído. Pero escuchar es más que oír.
A un amigo, a un médico que nos da el resultado de un estudio, los escuchamos. Dios nos pide que a Él también. Lo que tiene para decirnos es que el sentido de la existencia está en el amor, sin el cual la vida se diluye y se vuelve insulsa.
No son los ritos los que nos unen a Dios, sino la pasión con que celebramos la fe y amamos a Dios y a los hermanos.
El amor no es una idea o un sentimiento abstracto, sino una realidad concreta.
Nos dice San pablo “¿no saben que ustedes son templo de Dios?”. (I Cor 6, 19).
Por eso nos duelen las agresiones a todos los templos vivientes de los cuales cada templo edificado es signo y expresión. Los niños que padecen hambre, los enfermos abandonados son templos de Dios agredidos y mancillados. Las mujeres abusadas o tratadas con violencia son templos de Dios agredidos y mancillados. Cada niño, niña, adolescente secuestrado por las
mafias de la trata de personas, son templos de Dios agredidos y mancillados. Cada varón o mujer que sufren la exclusión y el descarte son templos de Dios agredidos y mancillados.
Dispongamos nuestro ánimo para comprometernos con quienes sufren la violencia y la traición, la agresión física y moral.
El amor a Dios y a los hermanos se da de modo simultáneo. El mejor acto de reparación que podemos ofrecer a Dios es una conversión sincera a Él que nos lleve a construir una sociedad fraterna, justa y solidaria.
San Juan Bautista nos lleve al encuentro con Cristo vivo.

Jorge Eduardo Lozano
Arzobispo de San Juan de Cuyo

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