Dormir mejor garantiza tener un futuro más saludable
Se celebra este 18 de marzo, el Día mundial del sueño y el Dr. Daniel Mattar, neumonólogo del Hospital Marcial Quiroga y especialista en la medicina del sueño, destaca lo vital en la vida humana que resulta dormir bien y las consecuencias que genera no hacerlo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el 40% de la población mundial duerme mal. Mientras que a nivel país y en base al estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina demuestra que el 14,8% de los argentinos duerme menos de 6 horas por día. De los cuales un 14,2% manifestó una mala calidad del sueño y un 22% una somnolencia diurna. Esto representa un problema que, si no es tratado a tiempo, puede ocasionar serios problemas de salud, según destaca el Dr. Daniel Mattar, neumonólogo del Hospital Marcial Quiroga y especialista en la medicina del sueño.
“Es de vital importancia entender que para poder tener un futuro saludable es necesario dormir bien. El sueño no sólo cumple funciones de ‘descanso’, durante el mismo se llevan a cabo funciones de reparación de celular, depuración de sustancias del líquido cefalorraquídeo, se fija memoria y se producen hormonas”, recalca el Dr. Mattar
Es que no dormir la cantidad de horas suficientes, o dormirlas pero de forma ineficiente puede resultar en síntomas diurnos como la somnolencia (hacer un esfuerzo para mantenerse despierto en situaciones en las que debería prestarse atención), dolor de cabeza, cambios de humor, distracción, pérdida de memoria, cambios en presión arterial, entre otros.
Al respecto, Mattar analiza que “a menudo la gente que tiene problemas para dormir, lo naturaliza, dejando la oportunidad de consultar para el momento en que la situación es insostenible, o porque un familiar que nota grandes cambios lo obliga a consultar”.
En tiempos actuales, la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto muchos problemas en los horarios de sueño de la población y ha reagudizado o exacerbado problemas de sueño como el insomnio, las pesadillas y varias parasomnias, y la mayor ingesta de sedantes y alcohol.
Por ello dormir bien es tan importante como controlar la hipertensión arterial o la diabetes, para poder tener una vida más sana. Por eso este año, se hace énfasis en la importancia de una prolija rutina de sueño, para dormir mejor y tener un futuro más saludable bajo el lema “sueño regular, sueño saludable, futuro saludable”.
Hábitos para dormir bien
Para evitar que el problema de sueño se perpetúe y cronifiquese pueden aplicar 11 hábitos de sueño:
- Dormir las horas necesarias de sueño: 7-9 hs.
- Mantener horarios de sueño regulares. Intentar levantarse y acostarse siempre a las mismas horas.
- Aumentar la exposición a la luz del sol durante el día. Especialmente al levantarse.
- No hacer siestas más allá de las 16hs. y con una duración máxima de 20-30 minutos.
- Evitar la exposición a la luz de los dispositivos electrónicos 2 horas antes de irse a la cama.
- Evitar cenas copiosas. Cenar al menos 2 o 3 horas antes de acostarse.
- Evitar el consumo de alcohol y nicotina. Limitar el consumo de café (máximo 3 al día) y sólo hasta las 15h.
- Crear un ambiente relajado en el dormitorio, con una temperatura adecuada y con limitación de luz y ruido.
- Utilizar la cama sólo para dormir.
- Realizar ejercicio físico diariamente, sin fatigarse en extremo. Por ejemplo: caminar, yoga, aquagym, pilates. Evitar hacerlo después de las 19h.
- En la medida de lo posible, dejar de lado las preocupaciones, problemas o tareas pendientes antes de ir a dormir.
¿Cuándo consultar al médico?
Se recomienda consultar con un médico experto en sueño si:
- le cuesta conciliar el sueño, se despiertas varias veces por la noche y le cuesta volver a conciliar el sueño o se despierta demasiado temprano.
- Ronquido fuerte o pausas respiratorias. Movimientos anormales o persistentes.
- Le ocasiona problemas durante el día como demasiada somnolencia, fatiga o problemas de atención y memoria.
- Lleva tiempo tomando fármacos para dormir. Esto es muy importante hablarlo con el especialista, quien puede regularle el tratamiento o recomendarle sustituirlo por la terapia psicológica.