Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y
miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social


A nadie le gusta que le manejen la vida. Tampoco nos sentimos bien
cuando somos ignorados o tratados como convidados de piedra. En un
grupo de amigos, en el trabajo, el estudio, queremos que se nos respete y
valore. En la vivencia de nuestra fe también. Sabemos que por el bautismo
todos somos hijos de Dios y tenemos la misma dignidad. A los ojos de Dios
todos nos asemejamos a Jesucristo.


Estamos comenzando un camino en el cual la Iglesia Católica Apostólica
Romana quiere seguir escuchando a sus fieles en vistas a revisar el modo
de vivir la fe y los desafíos que se nos presentan en todo el mundo.
Una de las experiencias más ricas de la universalidad de la iglesia es su
diversidad de culturas y lenguas. Pensar que el mismo Padrenuestro es
rezado en castellano, chino, inglés, guaraní, alemán, italiano… es una
maravilla a la que no debemos acostumbrarnos.


El Evangelio es Buena Noticia y está destinada a encarnarse en cada
pueblo desde su propia idiosincrasia, y a expresarse desde la belleza de su
arte, lo hondo de sus raíces. La fe se hace cultura y agrega nuevos rostros
a la Familia de los hijos de Dios.


Cada comunidad cristiana tiene sus fiestas patronales que le motivan a
expresar su fe y su cariño a los santos, la Virgen… También cada Diócesis o
país tienen sus características propias. Pero no debemos perder de vista
que somos parte de un Pueblo que nos abarca y trasciende.
Uno de los riesgos que corremos en el presente es la fragmentación. Nos
seduce la tentación de ser clan defendiendo la propia idea, antes que ser
Pueblo.


Este domingo 10 de octubre está aconteciendo algo importante para la
Iglesia en todo el mundo. Francisco está iniciando en Roma un camino
sinodal con diversas etapas, que culminarán en octubre del 2023. Un
camino en el cual quiere escuchar las voces de todas las formas de vivir la
misma fe.


Con una misa presidida por Francisco en la Basílica de San Pedro se da el
inicio global. La primera fase estará muy al alcance tuyo. El domingo que
viene, 17 de octubre, comenzará este camino en cada Catedral del mundo.
Habrá encuentros, consultas con las mismas inquietudes para todas las
iglesias del orbe. Habrá tiempo para participar hasta marzo del 2022,
momento en el cual las Diócesis y Arquidiócesis de todo el país pondrán
en común sus aportes para enviarlos al Vaticano.


Cuando nos consultan nuestro parecer y opinión sentimos que somos
tenidos en cuenta, que vale lo que pensamos y decimos. Lo que se busca
la escucha real del Pueblo de Dios.


El lema elegido es “Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y
misión”.


Al final del Evangelio se nos cuenta que Jesús resucitado envió a los
discípulos diciéndoles: “Vayan por todo el mundo y anuncien la buena
noticia a todos los pueblos”.


Una expresión que se hizo común en torno al año 1000 decía “lo que a
todos incumbe debe ser tratado por todos”. Acercate a participar en la
comunidad mas cercana.


Este camino se empalma con Asamblea Eclesial Continental y con la
Asamblea Arquidiocesana. Un mismo espíritu sinodal con horizontes
diversos. Desafíos y líneas de acción pastoral que nos ayuden a fortalecer
nuestra identidad.


Volviendo a la idea inicial, hay diversas lenguas que alaban al mismo Dios.
Multiplicidad de colores en la piel y los vestidos. Diversas culturas que,
cada una con su peculiaridad, acogen y expresan la misma fe.


En la misa de este domingo en Roma hay una delegación de unas 10
personas de cada Continente, para hacer presente de modo simbólico esta
diversidad. A los que formamos la Presidencia del CELAM en este tiempo
hemos sido convocados a esta celebración. Estamos aprovechando para
realizar varias reuniones con organismos y Comisiones que ayudan al Papa
en su misión de pastorear a la Iglesia.


Rezo por ustedes en cada misa. Nos vemos el domingo que viene, si Dios
quiere, para iniciar este camino de comunión, participación y misión.

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