Como consecuencia de un fuerte viento proveniente del sur que sopló durante toda la noche del sábado en la localidad bonaerense de Junín, miles de peces que habitaban en la Laguna de Gómez fueron arrastrados hasta la orilla, donde terminaron muriendo.
Los habitantes de esta ciudad ubicada en el interior de la provincia de Buenos Aires se sorprendieron cuando, al despertar por la mañana de este domingo, se encontraron con la imagen de los pejerreyes, carpas y bagres apilados en el suelo, a metros del agua.
Según publicó el diario local Democracia, este fenómeno se originó porque las grandes ráfagas removieron el fondo de la laguna donde hay gran concentración de detritos, producto de la sequía que afectó a la zona en los últimos días.
Estos detritos son partículas que surgieron como resultado de la descomposición de una masa sólida, y causaron la falta de oxígeno en el agua que derivó en la muerte de los peces que, ya sin vida, fueron arrastrados por la corriente tierra firme.
Durante la jornada, empleados del municipio recorrieron la costa recolectando los restos de estos especímenes para llevarlos a otro lugar y evitar que causen mayores problemas en la población. Los trabajos continuarían a lo largo de este lunes.
No es la primera vez que ocurre algo así en Junín, e incluso tampoco en la Laguna de Gómez, donde en 2012 también murieron miles de peces por la disminución de su volumen hídrico tras una intensa sequía.